En una presentacion universitaria de un ramo electivo que tomé llamado actualidad internacional vimos una foto satelital que capta de una sola vista las luces urbanas, ilustrando así una visión de las supuestas "zonas de desarrollo y progreso mundial". No es dificil empezar a descifrar que lugares se estan iluminando más y cuales menos, ver por ejemplo como Europa y EEUU nos saltan a la vista en comparación con el amazonas o el centro de Africa, o como se notan las luces de la gran India, y asi seguir encontrando cosas.
Lo anecdotico es que mientras estabamos en clases, este mapa dio pie para cierta reacción algo despectiva contra Sudamerica y Africa: algo asi como estos que apenas tienen luces de progreso, como el mapa de los civilizados del primer mundo distintos a estos ultimos africanos, latinos, desordenados, tontos y pobres. Parecía existir como ideal: una logica dominante del dinero, del progreso economico y de la competencia por surgir para llegar a tener en lo posible cada vez mas luz artificial y ser "civilizado" y poderoso. La cosa la sentí cargada de ideas peyorativas a todo lo que sea latino o africano, que se vea oscuro y que no encabece la lista de las potencias economicas y produccion de riquezas, de mercados competitivos, como para empezar a decir que verguenza ante el mundo ser latino
¿Y donde estaba Dios en toda esta logica que se respiraba en el ambiente? se notaba una ausencia que en verdad me daba melancolia. Otra vez Dios volvía a quedarse con los ultimos y los olvidados. En los lugares oscuros del mapa. Era como para mirar la imagen y decir "Me da lo mismo el supuesto "progreso" del mundo, Dios mismo esta luchando y abrazando desde los lados mas oscuros". Mientras mas observabas el mapa, más veías a Jesús diciendo "Mi reino no es de este mundo". El creador del universo se pasea descalso y silencioso por el amazonas mientras sus hijos compiten y se aprietan prendiendo luces y buscando poder.
(captadas por el Programa del Satélite de Defensa Meteorológica de Operational Linescan Systems). La foto se encuentra en el articulo llamado Iluminando la Ecosfera. Muchos Agradecimientos a la pagina
Da para reflexionar, porque quizás hemos pensado toda la vida que los primeros son unos y nos aviza que en realidad son otros. Aqui va.
Cuando hablamos de Dios, debemos entenderlo como un Dios no tolera la miseria de los pobres. Y cuando hablamos de Cristo, debemos entenderlo como un Cristo que se identifica con los pobres socialmente considerados, los pobres que padecen la sociedad que se les impone, los pobres que organizados en sindicatos reclaman justicia.
La Iglesia tiene por misión proclamar a un Cristo pobre. Esta es su “gran lección”. Pero ella misma ha de ser “la sociedad de los pobres”, “la ciudad para ellos construida”,
“la ciudad de los pobres”, el lugar donde “los últimos se han hecho los primeros” o el “reino de Dios en la tierra” para los pobres.
La Iglesia le pertenece a los pobres porque los pobres han sido los primeros en entrar en ella. Los pobres abren a los ricos un lugar en la Iglesia: “la Iglesia es Iglesia de pobres y en sus comienzos los ricos al ser recibidos en ella se despojaban de sus bienes y los ponían a los pies de los Apóstoles para entrar en la Iglesia de los pobres...”. Es “el Verbo hecho carne humilde (que) quiere una Iglesia que se caracterice por la pobreza y la humildad”.
Si en la Iglesia los pobres son los primeros y los ricos los últimos, la concepción global del cristianismo histórico debiera invertirse.
La salvación no tiene porque ser pensada como algo privado Se opta por el reino de Jesucristo o por el anti-reino, en favor de la vida de los pobres o por el servicio de mamón, el ídolo de la riqueza y de la propiedad privada. La conversión a la causa de los pobres es así condición absoluta de la salvación.
Nada puede ser más revolucionario para el mundo como también para la Iglesia, que los pobres irrumpan como protagonistas de su historia, dejando de ser considerados meros objetos pasivos de evangelización, de beneficencia o de justicia social.
La Iglesia tiene por misión proclamar a un Cristo pobre. Esta es su “gran lección”. Pero ella misma ha de ser “la sociedad de los pobres”, “la ciudad para ellos construida”,
“la ciudad de los pobres”, el lugar donde “los últimos se han hecho los primeros” o el “reino de Dios en la tierra” para los pobres.
La Iglesia le pertenece a los pobres porque los pobres han sido los primeros en entrar en ella. Los pobres abren a los ricos un lugar en la Iglesia: “la Iglesia es Iglesia de pobres y en sus comienzos los ricos al ser recibidos en ella se despojaban de sus bienes y los ponían a los pies de los Apóstoles para entrar en la Iglesia de los pobres...”. Es “el Verbo hecho carne humilde (que) quiere una Iglesia que se caracterice por la pobreza y la humildad”.
Si en la Iglesia los pobres son los primeros y los ricos los últimos, la concepción global del cristianismo histórico debiera invertirse.
La salvación no tiene porque ser pensada como algo privado Se opta por el reino de Jesucristo o por el anti-reino, en favor de la vida de los pobres o por el servicio de mamón, el ídolo de la riqueza y de la propiedad privada. La conversión a la causa de los pobres es así condición absoluta de la salvación.
Nada puede ser más revolucionario para el mundo como también para la Iglesia, que los pobres irrumpan como protagonistas de su historia, dejando de ser considerados meros objetos pasivos de evangelización, de beneficencia o de justicia social.