Fue encontrada con un balazo en la cabeza convirtiéndose en la mujer número 50 en solo un año. Es preciso protestar por la dignidad de estas 50 mujeres asesinadas por sus parejas. No callar. Sin embargo no se acaba la impotencia cuando se piensa, ¿Qué se puede hacer desde aquí ante tales macabros sucesos? ¿Que puede hacer uno para ponerle basta a esta
basura del femicidio? ¿Qué esta pasando?
Yo he aprendido más de todo esto, leyendo a
Carol, quien ha estado denunciando activamente esta injusticia, mucho antes de que las victimas sumaran 50, sacando la voz sin temor por las mujeres. Ante ese número quizás sea preciso preguntarse:
¿Qué esta pasando por las mentes para llegar a hacer eso con la persona que supuestamente amas? ¿Que se entiende por amor de pareja vulgarmente? ¿Donde queda el verdadero significado del amor que libera, que hace feliz al otro, el amor que es ausencia de yo, el amor que es ansia de felicidad pero mas ajena que propia, el amor que libera al que se ama? (y liberar a otro hace feliz y sentirse feliz es sentirse libre) ¿Dónde esta ese amor si hoy día en el diario y en la tele mucha veces se entiende amor como: querer estar con alguien para ser uno feliz y no hacerle bien al otro? ¿Donde se fue el amor en las sucias manos “masculinas” manchadas con sangre femenina? Y pongo “masculino” bien entre comillas, porque la verdadera hombría es levantarse y luchar con la bandera del amor como centro desde ya.
Ser más fijado y sensible podría ser un gran acto diario. Si tu amiga esta con una bonita polera o si vez que se arregló, decirle un “que bonita esa polera” o un “te queda bien ese peinado” construye y no destruye. Ser más sensible, fijarse mas y con pequeños gestos puede hacer que vivamos con mayor armonía. La animalidad fría que expele el macho recio que dice nunca haber llorado es preocupante y decadente. Tiene mucho mas potencia la revolución silenciosa del acto diario de amor, de la sensibilidad, del respeto (y que en definitiva es mucho mas hombría) que agarrar una pistola destruir una vida y una familia. Debemos ser mas hombres, mas atentos, mas sensibles, mas respetuosos. Amar: he ahí la hombría absoluta.