lunes, 28 de julio de 2008

Consejos para un arribista

Sobre todo, ponte corbata.
Si puedes,
te casas con una rubia que tenga abrigo de piel.
Vete al centro de la ciudad y saluda a gente segura,
sonrie a todos los Gerentes.
Toma la pluma y escribe mentiras con frases largas,
reposadas,
mercuriales.
Adula a los Generales,
aplaude a los Almirantes,
admira a los Coroneles,
acércate a los Mayores,
respeta a los Sargentos,
sé indiferente con los cabos,
desprecia a los concriptos.
Di que no hay hambre en el pueblo,
di que hay justicia
y orden, sobre todo orden, orden, mucho orden...
Opina sobre Economía,
lamenta la recesión internacional,
reconoce generosamente
la revitalización de nuestro comercio exterior.
Codéate con intelectuales de la Municipalidad.
Cómprate otra corbata; esta vez, en Providencia.

Entonces,
un dia verás tu retrato en el "Rostro de la Noticia"
Tus honorables nuevos amigos
encontrarán que eres un hombre...
¡lo que se llama un hombre!

Que pena me dan tus ojos:
se han puesto grises y frios como el acero...
¿trabajas para la CNI?
Ahora, te miras al espejo, extrañado de ti mismo, vacío,
con ganas de vomitar.
La Radio Oficial está tocando una marcha militar.
Veo que te has erguido
y has llevado la mano derecha a la corbata.

No muevas la cola.
Sube a tu Mercedes Benz.
Cierra tus ojos. No veas la sangre en la carretera.
Sube.
Esteban Gumucio ss.cc
(sacerdote de la congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María)

domingo, 27 de julio de 2008

Resistir

El capitalismo cree poseer todos los derechos.
La justicia no parece estar de su lado.
Teniendo el derecho se puede tener todo. Ya ha oprimido a tantos desgraciados que no se han levantado, ha engañado a tantos que le han confiado sus ahorros y han seguido confiándoselos, ha impuesto tantas leyes que eran favorables a sus designios,
ha corrompido a tantos politicos...
No se imagina que se le pueda resistir mucho tiempo.
Cuando encuentra oposición de parte de los humildes, o de parte de sacerdotes, grita que eso es revolución, que es herejía, anarquia o comunismo.
Tiene tal conciencia de ser el orden,
que se imagina que la Iglesia no puede estar sino de su lado.
Que se afirme tranquilamente delante de él los derechos del hombre, nada lo molesta más.
Pero esta afirmación no basta.
Es necesario organizar a los hombres para que resistan.

San Alberto Hurtado S.J